¿Son las Stablecoins la Gran Estafa del Siglo XXI? La historia de 1837 que lo predijo todo.
Esta semana hemos sido testigos de un hito silencioso pero monumental en el universo de las criptomonedas: el mercado de las stablecoins ha superado los 250.000 millones de dólares en capitalización, según datos de Defillama. Un ecosistema con más de 250 monedas estables que, aunque hoy está dominado por gigantes como USDT (Tether) y USDC (Circle) con más del 85% del mercado, empieza a mostrar signos de una fragmentación que recuerda a una de las épocas más caóticas y fascinantes de la historia financiera de Estados Unidos.
La entrada de titanes como Blackrock (con BUIDL), PayPal (con PYUSD) e incluso figuras mediáticas como Donald Trump (con USD1) es solo el principio. Parece que en los próximos años, la norma será que cada gran empresa tenga su propia stablecoin. Y es aquí donde la historia nos ofrece un paralelismo fascinante y, quizás, una advertencia.
La Sombra de la "Free Banking Era" (1837 - 1863)
Para entender lo que podría depararnos el futuro, debemos viajar al pasado, a la llamada "Free Banking Era" de Estados Unidos. Durante este período, el sistema bancario operaba bajo unas reglas sorprendentemente laxas, muy similares a las que rigen hoy el mundo de las monedas estables.
Las Asombrosas Similitudes
Las características que definieron aquella era parecen un espejo del ecosistema cripto actual:
Libre Entrada: En el siglo XIX, cualquier persona o grupo que cumpliera con un capital mínimo podía abrir un banco sin necesidad de una autorización especial del legislativo. Hoy, aunque no existe una regulación clara, la barrera técnica para crear una stablecoin es relativamente baja, permitiendo que cualquiera pueda lanzar su propio "banco" digital.
Emisión de Billetes Propia: Los bancos de la época emitían sus propios billetes, que funcionaban como dinero. Hoy no hablamos de bancos tradicionales, sino de empresas tecnológicas, fondos o incluso individuos que emiten sus propios tokens con paridad al dólar.
El Requisito (Opcional) del Colateral: La ley exigía que los bancos depositaran bonos del estado como garantía para proteger a los tenedores de billetes. Si un banco quebraba, el estado vendía los bonos para reembolsar a los afectados. La realidad es que muchos se saltaban esta norma. ¿Nos suena familiar? En el mundo stablecoin, no existe un requisito legal universal de colateralización, y aunque las más grandes (como USDT y USDC) aseguran tener respaldo, la transparencia sobre la calidad y existencia real de esos activos es un debate constante.
Ausencia de un Banco Central: No había una autoridad monetaria que regulara la oferta de dinero o supervisara a los bancos. Hoy, las stablecoins operan en un limbo regulatorio global, sin un supervisor claro ni un prestamista de última instancia.
Fragmentación Monetaria y Desconfianza: Con cientos de bancos emitiendo billetes, el comercio era un caos. El valor de un billete dependía de la reputación de su banco emisor. Esto llevó a la creación de los "banknote reporters", guías que informaban a los comerciantes sobre qué billetes eran fiables y cuáles cotizaban con descuento. Hoy, con más de 250 stablecoins, vemos un fenómeno similar: la mayoría son irrelevantes, y algunas de las más pequeñas (e incluso algunas grandes en momentos de pánico) pierden su paridad con el dólar, lo que en la jerga se conoce como "depeg".
El Auge y Caída de la "Banca Salvaje" (Wildcat Banking)
Estos requisitos tan laxos fomentaron un sistema propenso a las quiebras y las estafas. Nació el concepto de "Wildcat Banking" (banca salvaje), un modelo de negocio fraudulento con anécdotas que parecen sacadas de una película del Oeste.
El apodo "banca salvaje" se originó, según la leyenda, por un banco en Míchigan situado en una zona tan remota que se decía que sus únicos clientes eran los gatos monteses (wildcats). La estrategia era sencilla y perversa: dificultar al máximo que los tenedores de billetes pudieran canjearlos por oro o plata.
Las estafas eran de lo más imaginativas. Un truco común era el "cofre de oro móvil". Un grupo de estafadores abría varios bancos en distintas localidades. Cuando el inspector estatal iba a visitar el "Banco A" para verificar sus reservas de oro, la caja fuerte estaba llena. Tras la inspección, y antes de que el inspector llegara al "Banco B" al día siguiente, los socios transportaban el mismo oro durante la noche para que estuviera listo para la siguiente auditoría. Así, un único cofre de oro servía para "probar" la solvencia de una docena de bancos.
Otro ejemplo famoso fue el del "Banco de Saddle-Bag" (Banco de la Alforja). Sus fundadores no tenían una oficina fija; simplemente viajaban a caballo. Llegaban a un pueblo, emitían una gran cantidad de billetes a cambio del dinero bueno de los locales y, antes de que nadie pudiera sospechar, desaparecían con el botín en sus alforjas para no ser vistos nunca más.
Para el ciudadano de a pie, recuperar su dinero era una auténtica odisea. Imagina tener que viajar durante días por caminos peligrosos hasta un supuesto pueblo en medio del bosque, solo para encontrar una cabaña abandonada o, en el mejor de los casos, a un empleado que ponía excusas para no realizar el canje: "el cajero ha salido", "vuelva la semana que viene" o, directamente, declaraba que el banco se había "mudado" a una nueva ubicación, aún más remota.
El fin de esta era llegó de forma abrupta. Entre 1863 y 1864, el gobierno federal de EE. UU. aprobó una serie de leyes que obligaban a los bancos a comprar bonos federales para respaldar su moneda. Pero el golpe de gracia fue un impuesto del 10% sobre los billetes de bancos estatales. Esta medida hizo que su emisión dejara de ser rentable, unificando la moneda del país y poniendo fin a la "Free Banking Era".
¿Son las Stablecoins la Nueva Banca Salvaje?
Observando el panorama actual, es imposible no sentir un déjà vu. Algunas de las empresas detrás de las stablecoins se refugian en paraísos fiscales, la auditoría de sus reservas es opaca y no sabemos exactamente dónde invierten el colateral que (supuestamente) respalda sus monedas.
Estas entidades ya son, o están en camino de ser, sistémicas. Manejan cientos de miles de millones de dólares que están profundamente integrados en el sistema financiero global. La probabilidad de que los reguladores intervengan con mano dura, tal como lo hizo el gobierno de EE. UU. en 1863, es cada vez mayor.
Preguntas para la Reflexión Dominical
Esto nos deja con dos preguntas clave para el futuro:
¿Es el ecosistema actual de las stablecoins un reflejo moderno de la "Free Banking Era" americana?
Si la historia se repite, ¿cómo acabará esta fiebre? ¿Veremos un impuesto que las haga inviables o una regulación que las transforme en algo completamente diferente?
El tiempo lo dirá, pero mirar al pasado nos da una hoja de ruta bastante clara de los peligros que acechan.
Como me he reído con "el cofre de oro móvil".......
Muy interesante.
Y quien no conozca la historia, está abocado a repetirla.