Cuando ves un camión cruzado en el medio de la carretera.
Un camión en el que NO HAY NADIE.
Y bomberos, policía, protección civil y cualquier autoridad posible lo rodea y sigue avanzando, dejándolo atrás, indiferente ante el enorme peligro que representa, te das cuenta que debe haber problemas mucho más graves.
Mucho más graves y casi ubicuos.
No os voy a contar lo que ha ocurrido en Valencia porque no tengo ni idea de lo que ha ocurrido en Valencia.
He estado aislado en todos lo sentidos de la palabra, nuestro pueblo, como muchos otros de la zona, ha tenido las carreteras cortadas así como los suministros de agua, electricidad y cualquier tipo de comunicaciones inhabilitados.
Con toda seguridad vosotros sabréis mucho mejor que yo lo que ha pasado.
En el momento que estoy escribiendo esto, la tarde del 1 de noviembre de 2024 debería informarme.
No me apetece.
Durante este año ya han ocurrido demasiadas cosas en mi vida que no pueden arreglarse con dinero.
Si pudieran habría empleado todo el que tengo.
Pero es imposible.
Dejadme, sin embargo, que escriba mis impresiones sobre lo que he vivido, impresiones que no intentan representar una visión fidedigna general de los hechos porque son limitadas.
En el pasado, cuando creía en el colapso energético por el Peak Oil, pensaba que si las sociedades se hundían, retornaríamos a un entorno violento y competitivo.
Algo distópico y postapocalíptico.
Si alguna vez algo nos lleva de forma extendida a ese punto en el que nos hemos encontrado unos días creo que ese no será el escenario más probable.
Mucho de lo que he visto me ha parecido sacado de algún capítulo de The Leftovers.
La gente haciendo su vida normal.
Incomodada por la falta de agua, por tener que cagar encima de mierda acumulada en su inodoro.
Quejándose de la falta de electricidad.
“La tele no funciona”
Creando situaciones surrealistas o involuntariamente hilarantes:
”No te preocupes, voy a ver en qué pueblo de la comarca hay internet y nos vamos allí, ah…no…no….espera…..no…..no….no me va Google”
(Conversación real entre una una pareja joven esperando a mi lado en una gasolinera)
Personas concretas tomando decisiones temerarias.
“Es que tenía que llegar aquí como fuera, no quería quedarme en casa de mis padres, y va y me meto por unos campos y había casi un río en el camino de tierra y digo, paso rápido a toda leche acelerando que si no me quedo ahí y se me lleva el agua, y mira por suerte pasé”
Niños aburridos porque no es posible ver YouTube Kids.
Otros felices, casi exultantes.
“Papá, me gusta mucho que estemos toda la familia hablando por la noche con el comedor lleno de velas”
(Palabras de un niño que le pedía a su padre comprar más)
Sé perfectamente lo que quería decir y lo sé porque recuerdo haber experimentado lo mismo con mis padres cuando era mucho más común que cortaran el suministro eléctrico e internet era una cosa del futuro.
Me encantaba que mi familia pudiera charlar a la luz de los cirios.
Sin televisión, sin la ausencia de mi padre debido al trabajo.
He visto a mis vecinos respetar las normas, hacer turno sin necesidad de policía de tráfico ante semáforos apagados en cruces peligrosos.
Personas que han ofrecido un mayor grado de solidaridad y empatía del que normalmente hubieran mostrado porque es lo que la situación demandaba.
Nunca conoces a alguien hasta que no puede obtener lo que desea.
Somos una sociedad en general, salvo excepciones, excelente.
Al menos aquella ubicada en mi microuniverso.
Por mi parte creo que vamos a una sociedad en la que las soluciones descentralizadas se impondrán.
Son mejores.
Son antifrágiles.
Sean placas para captar energía solar, coches eléctricos, internet no dependiente de una infraestructura (starlink) o dinero descentralizado y que no requiera de un garante de la autenticidad del pago hecho (bitcoin).
Puedo decir, que soy converso en muchos aspectos y más creyente que nunca en otros.
Todo ese cambio, toda esa anormalidad transitoria, no oculta historias terribles.
Personas que han sufrido daños en sus casas por valor de miles de euros, otras que han perdido sus coches.
Decenas de miles de euros que no se podían permitir perder.
Con todo y con eso, solo es dinero.
Otros han tenido que sacar cuerpos sin vida del fango.
Tendrán que vivir el resto de su existencia con ese recuerdo y la familia deberá hacerlo con esa pérdida.
Ostras estás vivo. Bueno, en estos días de distopía, es interesante leerte. Si te apetece un directo, adelante. Hay mucha gente con ganas de ver que estás bien, y escuchar tus impresiones y cómo te sientes. Saber si toda la familia habéis salido adelante... etc.
Leyéndote pienso que quizás, solo quizás, hay esperanza